Israel tendrá seis submarinos diésel-eléctricos
modernos con capacidad nuclear en 2017. A pesar de ser una fuerza naval
considerable, la eficacia práctica de sus buques como medio de disuasión
nuclear se antoja dudosa, según ciertas opiniones.
Israel ha adquirido de Alemania seis submarinos diésel-eléctricos
clase Dolphin, cuatro de los cuales ya habrían entrado en servicio en
la Marina israelí. La entrega debería completarse antes de 2017.
"Aunque seis submarinos son una fuerza considerable para
cualquier país del tamaño y las capacidades económicas de las de
Israel, parecería que las naves están destinadas a llevar armas
nucleares. Pero, ¿tendrían un uso práctico en este aspecto?", pregunta
el analista militar Robert Farley en un artículo para 'The National Interest'.
El armamento actual no es adecuado para la tarea
La capacidad de
lanzar misiles de crucero es habitual en los submarinos
diésel-eléctricos, pero Israel intenta equipar los nuevos 'Delfines' con
misiles de crucero clase Popeye Turbo modificados para contener ojivas
nucleares. "En teoría, esto permitiría a Israel atacar blancos en Irán a
una distancia de 1.500 kilómetros", indica Farley.
Pero
apuntar a un misil de crucero a 1.500 kilómetros de distancia sobre un
terreno desigual sería, en sí mismo, un desafío tecnológico, recuerda el
analista. Además, los misiles Popeye Turbo son subsónicos, es decir,
tardarían en torno de dos horas para llegar a su blanco, lo que daría a
un oponente bastante tiempo para adoptar medidas antiaéreas e interceptar la amenaza.
Israel no tiene donde instalar sus submarinos
Lógicamente, el lugar
idóneo para los submarinos israelíes sería el Golfo Pérsico, afirma el
experto. Pero la principal base naval de Israel se sitúa en Haifa, en el
Mediterráneo, lo que haría a los submarinos depender de Egipto, que
rechazaría una amenaza nuclear contra cualquier otro país musulmán.
La
base de Eilat, en el Mar Rojo, es una alternativa, pero tampoco es
idónea desde el punto de vista de la disuasión nuclear, según Farley.
Israel
podría desplegar los submarinos en el Golfo Pérsico de antemano en
cuanto empiecen las tensiones, pero teniendo en cuenta la baja autonomía
de las naves diésel-eléctricas esta sería una medida algo
desesperada, opina Farley. "Aunque se puedan acordar con los aliados las
condiciones de reabastecimiento, con el factor nuclear en caso de
guerra estos acuerdos podrían dejar de existir casi de inmediato",
asegura el analista.
No parece una medida de disuasión ni de venganza, sino de calma
Los
problemas mencionados convierten en dudosa la eficacia de los 'Delfines'
israelíes como medida de disuasión nuclear, opina el experto. Aunque
son una herramienta real y merecen respeto, están muy por debajo de las
capacidades de las flotas submarinas de disuasión nuclear de potencias como Rusia, China y EE.UU. entre otras.
"Israel
tiene otras medidas –más sólidas y con supervivencia más alta– para
aumentar sus capacidades de disuasión nuclear contra Irán o, por si
acaso, de lanzar un primer ataque. Por el momento, los 'Delfines'
constituyen una medida de calma y una imagen de protección adicional en
vez de suponer un aumento considerable de la defensa práctica", concluye
el experto.
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