En el 2011 Rusia cumplió el contrato con precio total de 22 millones de euros, al suministrar a Argentina dos helicópteros Mi-171E. Los equipos rusos, que son parte de la división aérea de operaciones especiales de la 7ª brigada de fuerzas aéreas argentinas fue sustituida por helicópteros Bell 212, que acabaron su plazo de servicio y actualmente se utilizan para facilitar operaciones de logística, búsqueda y rescate en la Antártida.

El mismo año, en el 2011, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Aérea argentina el general Normando Constantino afirmó en una entrevista exclusiva a RBTH que el alto mando contempla la posibilidad de comprar más helicópteros tipo Mi-17, ya que para mantener la presencia argentina en la Antártida faltan dos máquinas. 

A finales del 2014 el ministerio de Defensa de Argentina declaró que próximamente comprará cuatro remolques marinos de clase Neftegaz. El precio de contrato es más de 8 millones de dólares. Para el verano de 2015 las estachas estarán a disposición de la institución militar de Argentina y se utilizarán en aguas polares.

A pesar de la gran cantidad de equipo de doble uso adquirido, estos acuerdos y otros contratos ya fijados son importantes para ambas partes, ya que no solamente dejan que Rusia salga a un mercado especialmente nuevo en cuestión de cooperación militar con Latinoamérica, sino también dan una posibilidad a Argentina de contar con una mayor cooperación en el futuro. 

El presupuesto militar de Argentina subió un 43% en comparación con el de 2013, pero la parte principal de los recursos se destinará a los sueldos de personal y pensiones, y también a la modernización y reparación de los equipos existentes. No se trata tanto de compras masivas de nuevo equipamiento, aunque las fuerzas armadas necesitan adquirir nuevos tipos de armamentos.

La necesidad de modernización de las Fuerzas Armadas argentinas con tecnología punta creó rumores en los medios occidentales. Hablaban sobre la posibilidad de que Argentina rente bombarderos rusos Su-24 a tiempo completo, que según los ingleses representan una amenaza para las islas Malvinas, a cambio de alimentos argentinos.

“El Su-24 es un equipo bastante específico”, dijo el historiador militar Alexander Sujánov a RBTH – “Es pesado, será difícil de pilotar para aviadores no preparados. Su radio de combate es de 560 km. Es muy poco para atacar a las Malvinas”, afirma.   

Las razones de aparición de Su-24 en la prensa extranjera son fáciles de explicar. Precisamente este bombardero, según varios medios rusos, “deslumbró” al destructor estadounidense con su complejo de radiolocalización 'Jibini' cerca de Crimea en marzo de 2014 y lo obligó a abandonar las aguas del Mar Negro.
“El parque de aviación argentino está bastante desgastado, y el bombardero realmente no le sería inútil. Pero la renta de 12 aparatos Su-24 como una opción de renovar el parque parece rara en este contexto – dijo Alexander Sujánov. – Podemos suponer que los argentinos pueden comprar los bombarderos en condiciones ventajosas, por ejemplo, si primero compran aviones de caza Su-27 y MiG-29. Asimismo obtendrán bombarderos que tienen las Fuerzas Armadas de Rusia simplemente pagando por su modernización.

Tenemos 124 unidades de esta especie, y mientras vamos comprando Su-34, no necesitaremos los bombarderos anticuados. En caso de este acuerdo con Argentina tenemos posibilidad de dejar que nuestras empresas obtengan ganancias con la modernización y producción de equipo de combate y refacciones, y los argentinos tendrán aviones aptos a precio de su modernización que pueden pagar como trueque,” dijo Sujánov.

En cuanto a las condiciones de trueque, también mencionadas por los medios, actualmente, con las sanciones contra Rusia la fórmula de “equipo a cambio de producción” no parece tan absurda, sobre todo en base al plan del presupuesto de defensa de Argentina para el 2015, en el que las Fuerzas Armadas tienen unas finanzas bastante limitadas para la modernización ulterior de aviones ligeros IA-63 “Pampa-3” y IA-58M “Pukara”, y también para la producción del equipo de entrenamiento IA-73 UNASUR.

Tatiana Rusakova
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