El Grupo de Paracaidistas
para la Asistencia de Submarinos (Submarine Parachute Assistance Group,
SPAG) de la Royal Navy es una unidad de élite de rápido despliegue. El
habitual buen clima de Gibraltar y la corta distancia entre el
aeropuerto y la zona de lanzamiento —sobre el mar—, han convertido al
Peñón en el emplazamiento idóneo para que el equipo practique los saltos
en paracaídas dos veces al año.
Dedicado al rescate a submarinos en
dificultades en todo el mundo tiene una capacidad de respuesta
inmediata. El SPAG puede activarse en tan sólo 6 horas para trasladarse
al lugar del submarino accidentado, con independencia de la bandera del
buque.
El equipo colabora también con el Sistema de Rescate Submarino
de la OTAN. Está formado por instructores de la Escuela de Submarinistas
de la Royal Navy y lo componen submarinistas entrenados o personal
médico. Su entrenamiento consta de ejercicios en el agua y prácticas de
paracaidismo.
Según explica el oficial al mando, el Teniente Rich Thomas, la mayoría de los militares que llegan al SPAG son voluntarios. “También contamos con algunos instructores de escape y rescate de submarinos que, para poder desempeñar esa función, son miembros del SPAG.
No obstante la mayoría
son submarinistas que se ofrecen voluntarios para formar parte del
equipo más bien por hacer algo diferente. Existe un proceso de
selección, puesto que tratamos de escoger a los mejores en función de su
experiencia con submarinos, la conducción de embarcaciones, la práctica
del paracaidismo, etc. y, con base en estos criterios, decidimos quien
entra en el equipo”.
Los efectivos saltan con dos lanchas hinchables medianas que se despliegan desde la parte trasera del avión. También portan varios paquetes con botes salvavidas, equipo médico e inhaladores de oxígeno, que se lanzan en un paquete diferente y, por último, el equipo personal.
Los efectivos saltan con dos lanchas hinchables medianas que se despliegan desde la parte trasera del avión. También portan varios paquetes con botes salvavidas, equipo médico e inhaladores de oxígeno, que se lanzan en un paquete diferente y, por último, el equipo personal.
El equipamiento consta de un traje de
inmersión, un chaleco con más útiles, el salvavidas y sobre éste, el
paracaídas. Igualmente están dotados con un equipo que se suelta con una
cuerda durante el salto con material de supervivencia personal, como
víveres, agua y ropa de repuesto.
Una vez en el agua, lo primero que hace el Grupo de Paracaidistas para la Asistencia de Submarinos es comunicarse con el submarino, determinar su situación —puesto que son los primeros en llegar a la zona— y hablar con ellos. “Por lo tanto, lo primero es establecer la comunicación, establecer en qué situación se encuentran y asesorarlos inmediatamente sobre si deben permanecer a bordo y esperar a ser rescatados por un sumergible, como el sistema de rescate de submarinos de la OTAN o si deben realizar un escape.
Posteriormente asumimos nuestra segunda
función: transmitimos toda la información al Reino Unido, para lo que
contamos con comunicaciones vía satélite y, si la tripulación del
submarino tiene que realizar un escape, contamos con personal y equipo
médico especializados para poder tratar las lesiones que pudiera
sufrir”, explica el Teniente Rich Thomas.
Podemos recibir la llamada
de cualquier submarino en apuros en el marco de la denominada Oficina de
Enlace Internacional para el Salvamento y Rescate de Submarinos
(International Submarine Escape and Rescue Liason Office, ISMERLO). A
través de ésta, nos pueden llamar para asistir a un submarino de
cualquier país”.
(Fotografías: DM Parody)
(Fotografías: DM Parody)
defensa.com
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