La OTAN afirma que estas decisiones responden a la ‘actitud agresiva’ de Rusia y pretenden tranquilizar a algunos de sus vecinos, incluidos los estados bálticos. Moscú advierte decepcionada de que habrá una respuesta adecuada a estas medidas, aunque deja abierta la posibilidad de restablecer el diálogo en el futuro.

Primero, el secretario de Defensa de los EE UU, Ashton Carter, anunció en su gira de la semana pasada por Europa que desplegarán 250 tanques, vehículos de combate de infantería Bradley, obuses autopropulsados y otras unidades de equipamiento militar en Europa Central y del Este.

 
Después, durante un encuentro celebrado en Bruselas, los ministros de Defensa de la Alianza decidieron triplicar la fuerza de reacción rápida y crear seis sedes de coordinación en los países bálticos, Polonia, Rumanía y Bulgaria para finales de 2015.

¿Qué consecuencias podría tener la escalada militar en Europa del Este sobre la relación entre Estados Unidos y Rusia? William Dunkerley, analista de medios especializado en Rusia y los países 

poscomunistas y director de William Dunkerley Publishing Consultants, cuyas ideas tienden a estar en línea con la versión del Kremlin sobre los acontecimientos de Ucrania, explica:

“Desde el punto de vista estadounidense, ellos están enviando tanques y obuses howitzer a las zonas fronterizas a petición de los vecinos de Rusia, que temen una invasión por parte del país eslavo. Hay políticos en EE UU que han estado avivando esos temores y han consolidado la idea de que Rusia constituye una amenaza potencial para esos países. Tal como yo lo veo, todas esas alegaciones descansan sobre una base ficticia”. 

 
Anteriormente, Carter envió el mensaje de que EE UU nunca abandonaría a sus aliados, lo que implicaba que llegaría hasta donde hiciera falta en lo concerniente al suministro de armas a Polonia y los países bálticos. ¿Acerca esto el umbral de un posible estallido de las hostilidades en Europa? No necesariamente. Serguéi Oznobishev, director del Instituto de Evaluaciones Estratégicas (un grupo de investigación basado en Moscú) comparte esta postura. Según él:

“El problema es que parecemos vivir en dos dimensiones distintas. Nos tenemos miedo y no confiamos el uno en el otro. Lo que estamos viendo ahora es una demostración de la firmeza de la OTAN y los Estados Unidos en su disposición a prestar apoyo masivo en caso de que ocurra algo. Es una especie de medida disuasoria, una señal, pero nada más. 

Otra señal fue la llamada telefónica de Putin a Obama después de un prolongado silencio. El Kremlin nuestra el carácter geopolítico de la crisis de Ucrania y expresa su deseo de trabajar con Washington para encontrar una solución pacífica. Esperemos que esto ayude a modernizar el sistema de seguridad en Europa y a nivel global”.   

El término ‘disuasión’ también lo usó el representante permanente de Rusia ante la OTAN, Alexander Grushko, quien declaró que “la OTAN está pasando de la asociación a la disuasión en su relación con Rusia”. 

El tema más delicado es la ampliación de poderes prevista para el jefe militar de las fuerzas de la OTAN en Europa, quien podrá poner a las tropas en alerta máxima sin esperar la aprobación de la dirección política. Esto significa, en esencia, que el mando militar de la OTAN asume el derecho a escoger entre la guerra y la paz. 

 
La OTAN ha declarado que las nuevas medidas tienen un carácter puramente defensivo y que se tomaron con el objetivo de acelerar su respuesta en situaciones de crisis. 

Al margen del encuentro en Bruselas, los ministros de la OTAN han negado que pretendan renunciar a una relación de cooperación con Rusia. Sin embargo, también declararon que no ven la forma de incrementar la cooperación en el contexto de la crisis de Ucrania. El embajador de Rusia ante la OTAN admitió que todavía hay una posibilidad de cooperar con la Alianza si esta revisa su papel en las relaciones internacionales.

Serguéi Strokan
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